Del daño que ha hecho Karate kid (1984) a las artes marciales

Dios mío, cuánto daño ha hecho Karate kid a las artes marciales...









No es que el mundo de las artes marciales estuviera en un magnífico estado antes de esta cinta de 1984, pero lo cierto es que gracias a películas como ésta muchos espectadores se han formado una idea generalizada de lo que tienen que ser las "artes marciales buenas de verdad".

Desde que nos creemos lo que vemos en la tele o el cine está generalizada la idea de que para que un estilo de combate sea respetable debe reunir varios requisitos (discutibles) como por ejemplo:




Un maestro (debe referirse al personaje como maestro) oriental de avanzada edad. Tiene un misterioso pasado que lo hace enigmático para el espectador. Sus métodos de enseñanza son incomprensibles para el espectador, quien, ignorante de lo que está sucediendo en la ficción, al final de la película comprenderá que todo lo que el maestro mandaba hacer al protagonista estaba perfectamente programado y nadie más que él lo sabía.








Oscuros o enigmáticos métodos orientales ("orientales" en este caso como término equivalente a "extraños", lejos de nuestra occidental, simple y atrasada capacidad de percepción) que se revelan mucho mejores que los occidentales.


No sé a cuento de qué viene esto, pero si lo dice Sun Tzu me lo creeré, no sea que parezca idiota

En la búsqueda permanente de lo mejor para nosotros nos zambullimos en ese mundo "milenario" paralelo que es lo oriental (chino, japonés, hindú) adoptando actitudes/rutinas totalmente divergentes con nuestra educación. "Si es milenario debe de ser bueno", suponemos. Si es oriental debe de ser auténtico, genuino, mejor que lo nuestro... y se intenta adoptar esa nueva cultura porque son los que "lo inventaron".


Esto se refiere a las artes marciales, pero se acaba aplicando también a la medicina (plantas medicinales, acupuntura), la jardinería (bonsais), la decoración (feng shui), la gimnasia de mantenimiento y las prácticas de relajación (yoga), el masaje (shiatsu)...






El maestro es la personificación de la sabiduría. Nadie dentro de la película puede enfrentarse al maestro sin ser ridiculizado por éste y nadie fuera de la película (el espectador) puede criticar la sabiduría si no quiere ser considerado después un idiota. Y es que no puedes criticar a quien al final gana haciendo justicia.



En la vida real el que se inicia en este mundillo debe mirar con respeto y distancia al maestro sin discutir lo que propone/ordena.
Le puedes preguntar, por supuesto, pero siempre sabes, sin siquiera preguntarle, que si propone algo es que es bueno para ti.

Además, por respeto hacia él no debes trivializar su arte. Por eso, si alguien bromea el maestro será el primero siempre.

ejemplo de sabiduría de maestro


Katas, no sabemos por qué. Es un ejercicio extraño que los occidentales no podemos comprender, así que nos tiene que gustar, no sea que parezcamos idiotas.


Ejercicios de entrenamiento poco o nada específicos ni relacionados con el combate. En Karate kid dan cera y pulen cera. En contraposición, los luchadores que compiten dan martillazos a neumáticos o cortan leña con el hacha. Los métodos de entrenamiento no son nada convencionales y no parece que el chaval se esté preparando para lo que se le viene encima, un supertorneo de karate.








El combate no es tan importante. No hay nada de combate durante el periodo de entrenamiento. Sin embargo, el chaval entrena para pelear con veteranos karatekas en el All Valley Karate Championship, torneo de referencia de la zona.
Esto ayuda bastante a que haya maestros del mundo real (ésos que suelen ir de blanco y con cinturones negros o rojos, hakamas, etc), así como sus fieles seguidores, que critican los denominados deportes de combate como el boxeo o el kickboxing porque "no tienen espíritu" y frases así que no sabemos qué significan realmente.






 Algún comentario adicional


El caso es que sin haber entrenado nada de combate durante las pocas semanas que dura la preparación se presenta a un torneo de combate, del que no sabemos si nuestro protagonista conoce las reglas (las reglas no se aprenden sobre la marcha en un torneo), dudamos que esté familiarizado con la dinámica de los torneos deportivos de combate y dudamos que esté acostumbrado a la elevada y breve intensidad que supone cada reinicio de un combate.

No le hemos visto entrenando combate ni asaltos de elevada intensidad. En la película no entrena con métodos consecuentes con el objetivo (competir) y al final gana varias peleas y se lleva la chica.

 Dudo mucho que en el mundo real hubiera sobrevivido al primer combate y en la ficción vence a varios buenos atletas, lo que hace la gesta más heroica aún.
 
Además, aunque haya recibido muchas palizas en la calle, dudo que se hubiera mantenido psicológicamente apto para continuar en la competición tras los primeros impactos recibidos.


El protagonista, Daniel Larusso, es un chico normal que pretende sobrevivir en una nuevo entorno, nueva ciudad, nuevos vecinos: físicamente enclenque, es un poco pringado y por eso se convierte en el objetivo del macarra del instituto, que será su máximo rival. El agresor/depredador/acosador (bully) no busca retos, busca presas fáciles.

Su próxima novia es la ex del macarra del instituto para más inri. El acosador se toma la presa como algo personal, no como una mera víctima con la que recrearse ante sus amigos acosadores.




A pesar de toda la ironía en esta entrada, reconozco que la película está muy bien y os la recomiendo.



Conclusión: si es chino o japonés y viste con extraños pijamas o uniformes será bueno.

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